La productividad no era sólo un objetivo, sino un punto de encuentro para Lundberg Family Farms. Lo que descubrieron fue algo más que un software. Era un sistema que apoyaba la formación, la alineación cultural y la mejora en tiempo real.
En sus primeros 90 días con Redzone, la transformación fue inmediata: el cumplimiento se hizo más fácil, los equipos se hicieron más rápidos y el lean se hizo sostenible. La OEE pasó de 51 a 86, un nivel de clase mundial. El ahorro en mano de obra alcanzó los 2 millones de dólares anuales. A esto siguió un impacto en el margen de 4 millones de dólares.
Pero no eran sólo números. Era humano. Un jefe de calidad que sólo hablaba español dirigía con confianza a un equipo multilingüe. Durante un traslado de las instalaciones, Redzone no se reinstaló de inmediato. A las tres semanas, el equipo de planta exigía que se lo devolvieran: una prueba de lo importante que se había vuelto nuestra fuerza de trabajo conectada. En sólo tres semanas sin él, los operarios se rebelaron, preguntando cuándo volvería. Ese tipo de tirón no se produce sin una creencia real.
Mira cómo Redzone se convirtió en el vehículo que llevó a este equipo a través de las malas rachas y convirtió la excelencia en su norma.
Puntos clave:
Universidad Redzone
